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Lago Omodeo |
De momento es la última entrada comparativa. Y es una entrada
agrícola-ganadera. Perfectamente exportable a la situación que vive
Aragón sur.
El bosque mediterráneo se agosta, solamente el cierzo nos impide en
ocasiones la canícula del sirocco sahariano. El clima de Zaragoza se
está aproximando al de Marrakesh. Si damos una vuelta por el Atlas, se
percibe claramente la recesión de los pocos bellísimos cedros que
quedan. La pantalla que hacía esta cordillera contra la arena sahariana
está cediendo. La gran muralla china también fue permeable.
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Costa
de Oristano
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Otra sorpresa, Cerdeña levemente es Italia desde el punto de vista
gastronómico. Aunque toda la comida mediterránea, Patrimonio de la
Humanidad, tiene un indudable parentesco. Lo sabía un poco por el
establecimiento sardo de que gozamos en la calle de San Lorenzo.
Pero la realidad es que es una comida bastante menos especiada. Basada
en la trinidad alcachofa, sémola y longaniza. De postre, el siempre
presente pecorino, afamadísimo queso de oveja que no palidece muy curado
si lo comparamos incluso con el queso de Parma. No parecen malos la
sandía y el melón pero para el bueno no era temporada. El resto de
fruta, incluida cereza, de Aragón…Por tanto, desustanciada para aguantar
el viaje.
El pecorino aparece en todos los platos. Desde los antipasti o
entrantes, pasando por el sazonado de la pasta, hasta las obleas
rellenas de pecorino con miel que tuve la oportunidad de degustar. El
pescado en la costa norte es buenísimo y la forma de hacerlo, incluso
suquets, nos transporta al Ampurdán.
Aquí empezamos en relato en tres partes de nuestro viajero L.I. Esta es la primera sobre toponimia, paisajes y usos.
La foto se refiere a la Costa Rei, sureste de Cerdeña.
Kilómetros de costa y bosque mediterráneo en estado prácticamente
intacto. ¿Costa Brava, año 1920?